lunes, 3 de noviembre de 2014

Apunte de vacaciones III

Sant Pau Vell y la marinada

No es de lunático, no; pero, otra vez coincidimos con la luna llena. Bueno, quizás sí, en todo caso no fue planificado, pero la montaña de Montserrat nos recibió para mostrarnos sus luces y sus sombras.


La luz de la montaña es especial y Montserrat es una montaña especial con muchas, muchísimas posibilidades fotográficas: senderos, refugios, vías escalada o sitios preciosos a 20 minutos de donde aparcas es coche. Este es el caso del sitio conocido como Sant Pau Vell, en el que hay unos muy interesantes restos de una ermita del siglo XI. 
Tuvimos suerte, pues cuando llegamos al sitio, poco antes de la puesta de sol, había instalado un grupo de 20 senderistas festejando un cumpleaños que, en cuanto la luz comenzó a desaparecer, encendieron sus intensos frontales. Así todo, el resultado fue interesante, considerando que; además de los 20 frontales fuera de control,  nuestro grupo aportó un perro, Alfa, que llevaba una pequeña linterna de led verde colgando al cuello. Alfa es muy inquieto.





La vista hacia el oeste es interesante y las luces de la carretera y algunos pueblos colaboran. Como este es un punto oeste de la montaña, las formaciones rocosas típicas del Montserrat quedan a nuestra espalda, hacia el Este.





El inconveniente de recibir la luna por detrás de la montaña es que en el momento en el que aparece ya se ha elevado sobre el horizonte y su luz es mucho mas intensa que cuando la vemos salir, por ejemplo: en el mar, que es el punto en el que su luz está más filtrada por nuestra contaminada atmósfera. Pero en esta ocasión he tenido un condicionante a favor de los que habitualmente están en contra. La niebla rara vez es bienvenida, salvo que salgas expresamente a fotografiar niebla que es muy recomendable. El problema en la fotografía lenta es que si es excesiva empaña el filtro; de hecho, según su intensidad puede mojar el equipo. En este caso, más que una niebla eran directamente nubes de la marinada que chocaban contra nosotros. Por momentos no se veía a dos metro y de repente se despejaba del todo, casi como mirar por la ventana del avión!




 Por momentos el espesor de la niebla era menos intenso lo que también incide en la intensidad del reflejo en forma de hélice que se produce con la luz de la luna. En el momento en el que la niebla era menos espesa me permitía iluminar con una linterna cálida.
 

Cuando se despejó aun más me permitió iluminar un poco más lejos, algo que antes era imposible porque el relejo en la niebla producía una inmediata sobreexposición. Esta vista hacia la Foradada también deja ver cómo por la parte de atrás de la montaña comienza a dominar el reflejo de Barcelona y el área metropolitana que, en una noche sin luna, puede ser muy molesto.



Las construcciones abandonadas suelen ser muy atractivas para la fotografía nocturna, este sitio en particular es perfecto y las posibilidades de iluminar son infinitas, es muy recomendable hacer estas fotografías en grupo porque entre varias personas se puede iluminar de formas increíbles, aunque no es nada fácil coordinar un grupo.



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